miércoles, 8 de julio de 2009

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relato que les voy a comentar es de un suceso que ocurrió hace un año y medio. Mi esposo y yo teníamos seis meses de casados y vivíamos en Cuernavaca, una ciudad muy cercana a la Ciudad de México.

Por aquel entonces, decidimos aceptar la invitación de mi suegra de vivir en su casa, con el fin de ahorrarnos gastos, poniendo en renta la casa de Cuernavaca. A nosotros nos pareció muy atractiva la oferta y muy interesante la propuesta de mi suegra, sin embargo a quien no le gustó del todo la idea fue a mi cuñado Roberto, pues él estaba soltero y vivía con su mamá, así que tal vez sintió que le quitábamos algo del espacio vital que había ganado casándose su hermano, pero no hizo ningún comentario abiertamente.

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No se como se me ocurrió decirle que se vaya a ese restaurant peruano para que traiga una paella de mariscos, sabía que estaba lejos el restaurant y de igual manera se demoran mucho en preparar.

Bueno amigos imagínense nos quedamos solos ahí, aunque estaba con mi cosita adolorida, tenía ganas de estar de nuevo con él, apenas salió mi esposo corrí a despertarlo a mi vergudo amigo, y bueno para no cansarles mucho esta continuación los hago en la próxima historia que les cuente.

Autora: Elizabeth

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Era lo máximo, la sacó y no perdí un segundo, me la engullí hasta la mitad, era demasiado para mi pequeña boca, y me tragué el resto de su semen, estaba bien calentito, de pronto sentimos ruidos, mi esposo se había despertado, como rayo nos vestimos y nos acomodamos, mi marido salió a la sala pidiendo disculpas a su amigo por dejarle solo, no te preocupes, le contestó, todo está bien, mejor, gracias por este recibimiento que me hiciste, me pasé de lo mejor nunca me imaginé que me recibirías de esta manera.

El muy pícaro estaba diciendo sobre de lo que se comió a su esposa, las puertas de mi casa, le dijo mi esposo, están abiertas para ti cuando tú quieras venir a visitarnos, claro que si, aquí estaré ya sabes mi amigo, él se quedó en la sala descansando y nosotros nos fuimos al dormitorio a descansar también, en seguida se quedó dormido nos despertamos como a las 10 de la mañana el muchacho seguía durmiendo,

-Déjalo que descanse un rato más, mientras tanto yo voy a comprar algo para comer.

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Sentí que sus huevos topaban mi trasero, me llené de felicidad de tenerlo todo dentro de mí, esa vergota empezó a menearse muy suave…

Me chupaba las tetas mientras me cogía y yo feliz de la vida, era estar flotando en el aire sintiendo el mayor placer que jamás experimenté, le bañe su cosota como tres veces y él seguía con su faena, se me nubló la vista de tanto placer, noté como palpitaba su pija en mi cueva, de pronto siento como una metralla, me llenó la concha de toda su leche caliente…

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-Amor es demasiado grande no me va a entrar…-Tranquila, que te va a entrar…

Me preguntó si tenía algo de crema o aceite, fui por ella al botiquín, tenía del aceite para bebes, se lo alcancé, el muchacho se untó lo dedos y me los hundió en mi conchita, luego se pasó en su vergota…

Me metió un dedo, luego dos, y comenzó el entra sale, hasta que dejó bien lubricado, tomó su miembro y lentamente me lo fue enterrando centímetro a centímetro, yo gritaba como loca del dolor, él me tapó la boca, mi marido seguía dormido… se detuvo un tiempo y de un solo saque me la clavó hasta la raíz, sentí que me desgarraba toda, lentamente comenzó a embestirme y cada vez yo sentía más placer, me estaba comiendo semejante verga ¡y quería más! que placer sentir su carne caliente en mi conchita…

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Empezó a acariciarme las nalgas, me desvistió la parte de arriba y me sacó el bikini, como un mago me tenía con las tetas al aire y sin calzón, recuerdo que me recostó en el sillón me levantó las piernas, no recuerdo cuando él se bajó los pantalones pero en seguida puso su verga en mi entrada, uuauaaaauau, me salió un quejido por que iba tan rápido, tal vez de los nervios por que mi esposo estaba dormido.

Sentí en mi conchita un pedazo de carne bien caliente, y empezó a empujar en mi cueva, me dio la idea que está jugando con su miembro que no lo empujaba para el fondo, ¡clávame! le dije, no entra respondió… pensé, como está mareado por mucha cerveza no lo podía hacer, entonces para ayudarle estiré mi mano para agarrar esa verga y casi me desmayo al toparle.

Era como de un burro tremenda verga como de 12 pulgadas y de grueso, era como mi brazo, me asusté muchísimo, le dije:

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Estaba de acuerdo, en seguida le ofrecí oír música, me levanté del sillón y a propósito me agaché para que me mire el bikini, de reojo lo miré para ver como reaccionaba, él tenía la boca bien abierta y se agarró su verga, regresé al puesto, me recibió con una sonrisa diciéndome:

-Es una Sra. muy bonita y el muy descarado agregó, -Y ese trasero tan delicioso que tiene. -Gracias, avancé a decirle…

Me empezaron a temblar las piernas por ese cumplido, sin decirme nada me pegó un tremendo beso, al cual le correspondí sin darle ninguna resistencia.